lunes, agosto 28, 2006

Regresando como el fenix


Ya hace muuuuucho tiempo que me despedí, siento haber tardado tanto en regresar pero para que un muro sea durarero hay que levantarlo lentamente. Como el fenix he resurgido de mis cenizas. Durante mucho tiempo he luchado contra mi mismo para encontrar el camino que me llevase a saber lo que soy. Piedras y un peñon enorme me encontré que me hizo dar un rodeo enorme por una senda en la que me hubiese encantado no entrar, pero hay obtaculos que no se pueden quitar y hay que salvarlos de la mejor forma posible.

Ahora tengo las ganas de vivir renovadas, y sobre todo la mente clara y fuerte para poder intentar cualquier cosa. No hay una palabra que pueda explicar lo que se siente cuando vuelves a reirte y te sientes el alma contenta después de tantas sonrisas vanas y forzadas. Nada mejor que despertarte por la mañana y tirarte de la cama como un león hambriento en busca de tu presa, la vida. Sentir la libertad mas importante que existe, la del pensamiento.
Muchas cosas he aprendido en la meditación y soledad de mi pueblo ( según mis amigos lugar perfecto para un retiro espiritual :p), pero sobre todo una: cualquier problema u obstaculo que nos encontremos en la vida debemos pararnos y mirarlo de frente friamente, y una vez echo esto sopesar si es posible corregirlo o sobrepasarlo sin que nos afecte demasiado. Porque si no podemos solucionarlo intentando hacerlo solo se va a empeorar.
Si algo voy a echar de menos de este verano va a ser la tranquilidad con la que se vive sin movil y el zumo de naranja recién hecho cuando me levantaba.

Dicho todo esto les dejo un cuento que me dio un amigo argentino hace poco, es muy bonito y esta premiado allá en Argentina, espero les guste y como dice la letra de la canción de celtas cortos: "cuentame un cuento y verás que contento, me voy a la cama y tengo lindos sueños". Si lo leen de noche ojala tengas lindos sueños. Un abrazo para todos.

MARCAS:

“ Tantas arrugas tenía su cara, que parecía un pergamino. Tanto había vivido! pero fue la soledad lo que dejó las verdaderas marcas sobre su áspera, opaca y triste epidermis.
Había dejado de reír con ganas hacía veinte años, luego de la partida de alguien que fue como su amada… pero no fue su verdadero amor… Eso pensaba a veces, porque nunca había amado a alguien como lo habían amado a él…
Confesó que no había sido su gran amor… como dice una frase
“ Lo reconozco, amigo, no es mi gran amor. Pero es, sin lugar a dudas, mi último amor. Y eso debería significar algo”
Luego de su partida, había hecho cosas que quería y cosas que no quería para tratar de llenar el vacío, pero nada lograba que se sintiera como se sentía antes. Alguna que otra mujer había hecho todo lo que él pedía, es más, le había pagado a una mujer para que hablara como lo hacía su amada, que riera y que lo besara de la misma manera y llegó a pedirle que usara el cabello, el perfume y la misma ropa que su amada. La mujer actuó de manera perfecta, en todos los aspectos, merecía el premio oscar… pero por algún extraño motivo algo faltaba.
Él había viajado por el mundo entero, y hasta había intentado tener un hijo, pero no lo logró, porque era tarde.

Había optado por la soledad, estar siempre solo, menos un día en la semana en la que veía a los pocos seres humanos que le quedaban con vida. Y a veces la pasaba bien.

Por año las arrugas aumentaban en sus manos y rostro. El pergamino de su cara mostraba un mapa que seguir, quizás para encontrarse con ella, mientras trabajaba, mientras pensaba, muchos pensamientos caían en ella. Y las fotos llenaron todos los espacios posibles.
No lloraba, pero vivía de recuerdos.

Le dijeron loco, enfermo, infelíz, demente, viejo, pervertido, imbécil, sucio, pajero, patético, tantas cosas… pero nadie sabía que estaba así por la perdida de un ser, hacía casi 21 años que estaba así, y nadie sospechó que era por eso. Quizás no lo conocían como lo conocía ella.

La gran casa siempre estaba igual. La foto de ellos estaba en el mismo lugar, el camisón de ella en la misma percha.
“Debería haberme comprado un perro”, pensaba…

Quería dejar de recordarla, no pensar más en ella ni un segundo más… NO podía matarse, era cobarde si lo hacía, era cobarde si no lo hacía…

- Hallé la solución- gritó un día. Ya que todo le recordaba a ella…

Decidió hacerse una operación, y pidió al médico que entrara en las fosas nasales y le extirpara el órgano de la olfacción, la Pituitaria olfativa, de esa manera ningún olor le recordaría a ella… y sería un gran paso.
Así fue.
El creyó estar mejor, el perfume ya no hacia que la recordara, pero el olor de su piel aún estaba en su mente... algo mejoró...
Pero por ejemplo, había problemas con ciertas comidas que hacia ella, porque no era el olor sino el sabor…
Ahora había otro problema…

Entonces le quedaban las papilas gustativas, y también pidió que se las extirparan… No le importaba no volver a sentir ciertos gustos, solo debía olvidarla…
“¿Es tan importante el gusto?”

El tacto, era otro sentido, pero nadie tenía la misma piel que ella, entonces eso no era un gran problema… Porque ya no la tocaría más… solo en sus sueños.

Los ojos… los ojos seguían abiertos, pero los ojos pueden estar abiertos y no ver la realidad como también pueden estar cerrados y seguir viendo cosas… pero la vista no era el problema, porque podía no ver más fotos ni filmaciones, pero igual ella estaría en su mente y la vería…
Si! el problema era la mente!!!

LA MENTE” – GRITÓ.


¿Qué debía hacer??

¿Una lobotomía?
De esa manera ya no estaría en su mente…
Si, una lobotmomía...

Total ya había perdido el sentido del gusto y del olfato

“ OH DIOS! QUE SUCEDE?
POR QUÉ SIGO RECORDÁNDOLA?
POR QUE SIGUEN SUS PALABRAS EN MI?
SUS OLORES
SUS CARICIAS
SUS BESOS
¿POR QUÉ AUN ESTÁ VIVA EN MI VIDA?
SU GUSTO?? SU CABELLO… SU SONRISA, SUS GRITOS, SU ALEGRIA, SU TODO...

¡DIOS! QUÍTAMELA DE MI VIDA! QUÍTAMELA DE LA MENTE…

Y LA QUITÓ DE SU MENTE… Y QUEDÓ VIVO PERO MUERTO.
TODO LO QUE HIZO FUE INÚTIL, PORQUE ELLA ESTABA EN SU CORAZÓN.