jueves, julio 05, 2007

Recapacitación

LLevo un par de días cabilando sobre lo que siento y sobre lo que añoro, quejandome porque hace mucho tiempo que nadie se acerca a mi para susurrarme al oido un "te quiero". Esta mañana me levanté con las ganas de escribir acá todo lo que ha rondado mi cabeza, necesitaba descargar mis emociones y espolvorear un poco al viento mis pensamientos. Encendí el ordenador y como siempre me dispuse a mirar si la gente a la que sigo había escrito algo en sus blogs, antes de ponerme a escribir en el mio y posteriormente continuar con mi campo de futbol. En uno de ellos (los blogs que sigo) encontré un video que hizo cambiar de forma radical mi estado.

El video trata sobre Dick y Rick Hoyt, padre e hijo. Rick sufrió asfixia en el parto por culpa del cordón umbilical y quedó con una parálisis casi total. Los doctores decían que el cerebro también se había visto afectado y que Rick quedaría en estado vegetativo, pero los padres se esforzaron en educarle de un modo “lo más normal posible”. A pesar de no poder hablar, Rick demostró pronto que su cerebro estaba bien: se partía de risa con los chistes. No puede casi moverse y no habla, pero entiende todo y se comunica a través de un ordenador especial, muy parecido al de Stephen Hawking, que va seleccionando letras hasta que él hace un pequeño gesto con la cabeza.

Una de las ilusiones de Rick era participar en una carrera benéfica en honor a un deportista local que había quedado parapléjico en un accidente. Su padre le ayudó a participar, empujando su silla de ruedas durante todo el recorrido. Rick se sintió realizado, libre de sus ataduras corporales, y dio así comienzo una larga gesta de carreras en las que padre e hijo han participado desde entonces. LLevan desde 1979 haciendo carreras, maratones, triatlones y 6 veces la prueba de ejercicio físico más dura que un hombre pueda realizar, el Ironman. Es algo impresionante.

El vídeo que viene a continuación muestra la participación de padre (
de 60 años) e hijo en una triatlón de la Iron Man (les recuerdo: 3,8 km de natación, 180 km de bicicleta y una maratón –42,195 km– para acabar). Es realmente sobrecogedor ver tanto la cara de felicidad del hijo como la de esfuerzo del padre. Comienzan la carrera con el día y la terminan de noche, pero la terminan. Es algo que hay que ver. Esto es un padre digno de mención:




Ellos (sobre todo el padre) aparte de hacerme llorar como una magdalena, ponerme la piel de gallina y provocarme escalofrios a los treinta y tantos grados que hay en mi habitación, me han quitado hoy la venda que ultimamente tapaba mis ojos devolviendome a la filosofía de que echandole pel. a la vida (perdonad mi vocabulario, pero creo que es la mejor expresión para decirlo clara y consisamente) se puede conseguir casi todo sin perdernos en divagaciones menores.