martes, junio 20, 2006

Cansado

Cansado, muy cansado se siente este aprendíz de romancero. Cual cansado estaré que no soy capaz de escribir ni un solo verso más, mi mente y mi alma no dan para más. Por eso el poema que posteo esta vez no es mio. Lo he elegido porque expresa lo que yo no soy capáz de decir con mis palabras, esas palabras que antes fluián como un torrente caudaloso y que ahora se evaporan igual que una charca en verano.
Creo que durante largo tiempo mi mano va a estar silenciada. No se exactamente cuanto será ese tiempo, solo se que tendrá fin cuando vuelva a levantarme por la mañana sin ganas de volverme a acostar, cuando no tenga ganas de permanecer durmiendo todo el tiempo y cuando me vuelva a mirar al espejo y vea que mi rostro tiene una expresión de alegria. Porque mi cara es el espejo de mi alma y ahora me miro y solo veo a un hombre triste.
Que el viento sople a favor de todos vosotros al igual que espero que cambie de dirección para mi, no tengo mas fuerzas para ir encontra de él.
A todos los que no voy a ver durante este verano deseo que les vaya bien bonito todo, yo buscaré la chispa adecuada que hagá arder mi decadencia. Un beso para todos.

Alguien

Un hombre trabajado por el tiempo,
un hombre que ni siquiera espera la muerte
(las pruebas de la muerte son estadísticas
y nadie hay que no corra el albur
de ser el primer inmortal),
un hombre que ha aprendido a agradecer
las modestas limosnas de los días:
el sueño, la rutina, el sabor del agua,
una no sospechada etimología,
un verso latino o sajón,
la memoria de una mujer que lo ha abandonado
hace ya tantos años
que hoy puede recordarla sin amargura,
un hombre que no ignora que el presente
ya es el porvenir y el olvido,
un hombre que ha sido desleal
y con el que fueron desleales,
puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
una misteriosa felicidad
que no viene del lado de la esperanza
sino de una antigua inocencia,
de su propia raíz o de un dios disperso.
Sabe que no debe mirarla de cerca,
porque hay razones más terribles que tigres
que le demostrarán su obligación
de ser un desdichado,
pero humildemente recibe
esa felicidad, esa ráfaga.
Quizá en la muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo,
esa indescifrable raíz,
de la cual para siempre crecerá,
ecuánime o atroz,
nuestro solitario cielo o infierno.



(Jorge Luis Borges)

2 comentarios:

Marguita dijo...

Es una pena, ahora que te habías animado lo dejas, sin embargo, la poesía no es lo único que haces bien, tu carta de despedida también es maravillosa. un besico

mara dijo...

Animo ninio, te mereces un merecido descanso xD

Tienes mi hombro para apoyarte, siempre que lo necesites xD

Muchos kissesssssss