Recién me acabo de levantar de la cama y siento que tengo una imperiosa necesidad de contar lo que he sentido esta noche, es como que si no lo hiciese no fuera a quedarme tránquilo en bastante tiempo y me fuera a afectar en la concentración de todas los trabajos que tengo que hacer y a los que me tengo que dedicar por completo.
Mucha gente piensa que los sueños son la forma que tiene nuestra alma de comunicarse con nosotros, otros piensan que solamente reflejan las necesidades que nuestro cuerpo no es capaz de ver (o no quiere) mientras nos encontramos despiertos. En cualquiera de los dos casos esta noche he recibido el mensaje de las dos partes.
Ambas (subconsciente y alma) me llevaron a un sueño en el que toda una vida pasaba por delante de mis ojos. Como si fuese Ebenezer Scrooge ví mi vida desde mi edad actual hasta el día de mi muerte. Contemple como conocía una mujer, como tenía un hijo con ella, este crecía, se hacía mayor y como nosotros terminabas nuestros días contemplando puestas de sol en una casa junto a la playa. En ningún momento llegué a contemplar el rostro de esa mujer quizá porque solo es una idea idílica en mi mente, pero eso es lo menos importante, lo realmente importante es que ví lo que añoro. Cuando estaba a punto de morir escuche golpes fuertes en la habitación donde me encontraba postrado, esos golpes me despertaron, eran los truenos que azotaron anoche el cielo de Granada. Miré a mi lado y sentí mi corazón vacio y solo. Añoré un abrazo, una caricia, un gesto... todo eso que hace tanto tiempo no recibo y de lo que tan falta se encuenta mi alma.
Por unas horas fuí feliz soñando, pero el día me devolvió a la realidad en la que una canción revoloteo sobre mi cabeza (Si el cielo está gris)
Mucha gente piensa que los sueños son la forma que tiene nuestra alma de comunicarse con nosotros, otros piensan que solamente reflejan las necesidades que nuestro cuerpo no es capaz de ver (o no quiere) mientras nos encontramos despiertos. En cualquiera de los dos casos esta noche he recibido el mensaje de las dos partes.
Ambas (subconsciente y alma) me llevaron a un sueño en el que toda una vida pasaba por delante de mis ojos. Como si fuese Ebenezer Scrooge ví mi vida desde mi edad actual hasta el día de mi muerte. Contemple como conocía una mujer, como tenía un hijo con ella, este crecía, se hacía mayor y como nosotros terminabas nuestros días contemplando puestas de sol en una casa junto a la playa. En ningún momento llegué a contemplar el rostro de esa mujer quizá porque solo es una idea idílica en mi mente, pero eso es lo menos importante, lo realmente importante es que ví lo que añoro. Cuando estaba a punto de morir escuche golpes fuertes en la habitación donde me encontraba postrado, esos golpes me despertaron, eran los truenos que azotaron anoche el cielo de Granada. Miré a mi lado y sentí mi corazón vacio y solo. Añoré un abrazo, una caricia, un gesto... todo eso que hace tanto tiempo no recibo y de lo que tan falta se encuenta mi alma.
Por unas horas fuí feliz soñando, pero el día me devolvió a la realidad en la que una canción revoloteo sobre mi cabeza (Si el cielo está gris)
4 comentarios:
Copión!!!
chikillos lo que hace una tormenta con vosotros, menuda conexion xDDDD
Bueno wapis no te preocupes, que lo que tenga que llegar, llegará, pero siempre dandole tiempo al tiempo.
Besos
Tienes toda la razón mari wapa, lo que pasa es que a veces la conjunción de diversos factores unidos a las hormonas provocan que tengamos arrebatos de sentimientos.
Un besico y avisa cuando vayas a venir!!
Oyeee, que yo no tengo hormonas de esas!!! Lo mio es todo natural!
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